jueves, 22 de marzo de 2012

UN SUSURRO

Parece que escucho una voz...me es familiar...¿de donde viene?...reconozco esa voz...segura y contundente...cálida y acogedora...si...es Tu voz...tu voz me susurra...



...Yo seré Tu guardián,
yo te protegeré,
y me quedaré a tu lado.

Puedes no verme,
pero voy a estar allí,
velando por ti en la oscuridad.

Mi espíritu descansará sobre ti,
mi corazón escuchará al tuyo latir con fuerza,
mi alma se conectará a la tuya.

Si te sientes sola,
piensa en mí, 
te hará sonreír.

Mi amor por ti no tiene fin,
mi amor por ti es valiente,
mi amor por ti es para siempre...



lunes, 12 de marzo de 2012

AL ABRIGO DE LA NOCHE

Cae la noche en este reino...Y la princesita que lo habita se despoja de sus ropajes, se adentra en sus aposentos, entre sábanas cálidas y acogedoras, que acarician su piel desnuda, blanca, tibia.

En su pensamiento, sólo una cosa, sólo una persona, sólo un sentimiento, su Príncipe, su Amo, su Dueño.


Después de días revueltos, donde a veces el sol se escondía antes de tiempo, y la oscuridad de la noche despliega sus alas sin piedad, la princesa se sentía más segura, más confiada, y sobre todo más decidida a dar rienda suelta a sus verdaderos sentimientos, a su verdadera y sincera naturaleza.

En esta noche, después de un reluciente día, llega la hora de encaminarse por los senderos de los sueños... acomoda su cabecita sobre la mullida almohada, mientras su cuerpo se apoya sobre su costado derecho, sintiendo como se marca la curva de su cintura, flexionando levemente sus piernas, obligando a su voluptuoso trasero a redondearse más si cabe.

Su pensamiento comienza a volar, a recordar, a evocar palabras, frases, ordenes, sonidos, movimientos...y su cuerpo tibio se estremece suavemente bajo las sábanas, se calienta levemente, sus mejillas se sonrojan, escapándose de su boca ligeros suspiros y gemidos que la van elevando hacía ese lugar donde explotan las sensaciones. En su pensamiento, sólo él, nada más que él.

Su brazo se desliza por su cadera, transmitiéndole el calor que desprende a la palma de su mano, la cual instintivamente se dirige hacia su sexo húmedo, mientras, su otra mano, hacia su pecho, donde su mano tropieza con un elevado y firme pezón que hace rugir sus entrañas. En su pensamiento, sólo él, nada más que él.


Se retuerce, se encoge, suspira, aguanta, humedece, se resiste, se acalora, gime...por él.

Lo imagina observándola, ansioso, caliente, orgulloso, feliz...y no se rinde ante el deseo, porque él es el dueño de sus anhelos, de su apetito, de aquello que aún ella desconoce pero que él conoce, sabe y domina.

Y así, controlándose, reprimiéndose, agarrándose a su entrega y a sus infinitas ganas de superarse, su tierno cuerpo comienza a relajarse. Su imagen sonriente mirándola inunda su mente y poco a poco, lentamente, comienza a caminar, sintiendo como se va alejando hacía ningún lugar...En su pensamiento, sólo él, nada más que él.