lunes, 26 de noviembre de 2012

AL OCASO


Una tarde cualquiera,
sentados al atardecer,
tu hombro junto al mio,
tus dedos entrelazados en los mios,
Tu mirada fija en el horizonte, 
mi mirada puesta en Ti,
el aire meciendo nuestra respiración,
susurros callados de deseo,
de complicidad...

Me aprietas las mano,
tu pecho se hincha,
tus ojos se entrecierran,
tus labios se separan,
el tiempo se detiene, queda retenido...

"Te quiero"...
..."y yo a Ti, y yo a Ti"...

Y con el movimiento de mi cabeza,
que se apoya en tu hombro,
incito al tiempo a liberarse de nuevo para seguir su camino.

sábado, 6 de octubre de 2012

EL MAÑANA


Son días raros, extraños para la princesa. Y cada vez más notorios.
El tiempo pasa, su amor, su dependencia, su necesidad crece y se ve asaltada por cuantiosos sentimientos que le son difíciles de manejar. 
Lo intenta, sabe dios que lo intenta, porque sabe cual importante es para su Príncipe; "se paciente", se repite una y otra vez así misma, huyendo de pensamientos que la sumerjan en la pesadumbre y la melancolía.
Le necesita tanto, le añora tanto, que en ocasiones se observa así misma soñándole, imaginándole, deseándole con los ojos abiertos, en muchos momentos, en muchos lugares...
Su confianza hacia Él le ayuda a seguir su camino, a conservar la esperanza, a no permitirse desfallecer, aunque sus piernas tiemblen por momentos, pero su espíritu es fuerte, siempre lo ha sido.
Lo ansia hasta la locura, suspira hasta quedarse sin aliento y sueña, fantasea y se ilusiona con ese día en que se encuentre perdida en sus brazos.

Tu princesa.

lunes, 9 de julio de 2012

LA NOCHE


Era una noche calurosa, 
una de tantas noches en las que el calor inundaban los sentidos
y su ausencia hacía más insoportable el ardor nocturno.

La princesa abandonó sus aposentos,
descalza, con sólo un fino y traslucido camisón
que dibujaba y delineaba sus pronunciadas y voluptuosas curvas.

Caminó decidida por el sendero trasero del castillo,
donde el cielo estrellado iluminaba el camino
 y la calurosa brisa movía ligeramente su camisón
que se ceñía a su pecho, a su sexo.

Fue contando los imponentes robles que adornaban el camino,
uno, dos, tres, cuatro...quince...el roble más grande y más fuerte,
se agachó entre las ramas que descendían de su tronco
y atravesó la espesura
abrazando con sus manos el cuerpo del vigoroso roble.

Y emergió ante sus ojos,
el rincón especial,
uno de sus lugares especiales,
que sólo El Príncipe y la princesa conocían,
que sólo ellos sabían de su existencia
y sólo ellos disfrutaban a solas,
en la intimidad.

Sumergió primero sus dedos, luego su pie
y fue como recordar cada momento vivido en ese lugar,
el agua aliviaba su calentura,
notaba su dulce frescor ascender por las rodillas,
por los muslos,
Él estaba allí, lo sentía, en el agua, en el aire, en el olor a humedad,
su humedad.

Remangó su camisón hasta la cintura,
como solía hacer delante de Él,
como solía decirle Él que hiciera,
mostrándose y entregándole lo que más apreciaba aún en la distancia...
su esencia.

Danzó por las aguas,
balanceo su cuerpo en la noche,
se insinuó a las estrellas que la miraban como si fuesen Sus ojos,
respiró y absorbió la brisa que le llenaba el pecho,
que erizaba sus pezones,
que alentaba a su sexo,
brisa que venía desde lejos,
brisa mandada por Él.

Y la noche fue envolviéndola,
arropándola hasta hacerla suya,
porque Él era la noche,
Él era el agua, el viento, las estrellas, el imponente roble,
Él era todo..aún en la distancia.


sábado, 12 de mayo de 2012

ESPERÁNDOTE

Te espero...
Te estoy esperando como cada día asomada a la ventana de mi deseo,
sujetándome a mis enormes ansias de verte aparecer...

Te espero con ansias, deseosa, cual animal en celo,
intentando olerte, buscando el aroma que transporta el viento
que me indica que estás cerca...más cerca.

Te espero desnuda, mi piel pálida y cálida aguarda tu llegada,
reaccionando a cualquier pensamiento lascivo que mi mente recorre,
enmudeciendo al imaginar tus manos sobre ella.

Te espero retorcida por el apetito que tengo de ti,
por el capricho de arrodillarme y abrazarme a tus pies,
por la pasión que desprende mi sexo que cae sin misericordia.

Te espero con desespero, impaciente, aguantándome, reteniéndome...
porque sé que así lo quieres, así lo deseas,
y yo, Tu princesa, así lo haré.

Te espero y te esperaré, siempre,
el tiempo necesario, rendida y entregada,
porque no sé desear otra cosa que no seas Tú.

lunes, 2 de abril de 2012

AMADO REINO


Hoy es un día especial.
Hoy hace 365 días que abrió sus puertas este reino, un reino que no fue tal hasta pasado un tiempo. 

Todo comenzó, como algunos recordareis, con una historia bella y triste, triste y bella, en la que una singular princesa caminaba, muchas veces tropezando, por dos senderos diferentes, opuestos, enfrentados.

Pasaron días y noches, amaneceres y atardeceres en los cuales hubo momentos dulces, momentos trágicos, unas veces emocionantes y otras decepcionantes. Caídas y nacimientos, descensos y ascensos, de pozos oscuros y dolorosos...de fuentes radiantes y luminosas.

Y es justo recordarlo, porque el pasado es el que es, así sucedieron las cosas y a pesar de todo todo todo, sin duda, lo más bonito y hermoso, es que este Reino, esta princesa y su Príncipe siguen caminando muy juntitos, sin separarse, porque así lo decidieron, intentando cada día que el sol que asoma por el horizonte de este Reino luzca mas brillante y con él, la sonrisa dibujada en los rostros de unos príncipes que lo que más desean es vivir y sentir, él con ella y ella con él, la brisa de eso que llaman pasión, entrega...amor.

Agradeceros, en mi nombre y en el de mi Príncipe, que nos acompañéis, que os asoméis a este rincón especial y que con vuestra palabras llenéis de alegría y vitalidad este lugar.

Hoy es un día especial.
Hoy, amado Reino...felicidades.

jueves, 22 de marzo de 2012

UN SUSURRO

Parece que escucho una voz...me es familiar...¿de donde viene?...reconozco esa voz...segura y contundente...cálida y acogedora...si...es Tu voz...tu voz me susurra...



...Yo seré Tu guardián,
yo te protegeré,
y me quedaré a tu lado.

Puedes no verme,
pero voy a estar allí,
velando por ti en la oscuridad.

Mi espíritu descansará sobre ti,
mi corazón escuchará al tuyo latir con fuerza,
mi alma se conectará a la tuya.

Si te sientes sola,
piensa en mí, 
te hará sonreír.

Mi amor por ti no tiene fin,
mi amor por ti es valiente,
mi amor por ti es para siempre...



lunes, 12 de marzo de 2012

AL ABRIGO DE LA NOCHE

Cae la noche en este reino...Y la princesita que lo habita se despoja de sus ropajes, se adentra en sus aposentos, entre sábanas cálidas y acogedoras, que acarician su piel desnuda, blanca, tibia.

En su pensamiento, sólo una cosa, sólo una persona, sólo un sentimiento, su Príncipe, su Amo, su Dueño.


Después de días revueltos, donde a veces el sol se escondía antes de tiempo, y la oscuridad de la noche despliega sus alas sin piedad, la princesa se sentía más segura, más confiada, y sobre todo más decidida a dar rienda suelta a sus verdaderos sentimientos, a su verdadera y sincera naturaleza.

En esta noche, después de un reluciente día, llega la hora de encaminarse por los senderos de los sueños... acomoda su cabecita sobre la mullida almohada, mientras su cuerpo se apoya sobre su costado derecho, sintiendo como se marca la curva de su cintura, flexionando levemente sus piernas, obligando a su voluptuoso trasero a redondearse más si cabe.

Su pensamiento comienza a volar, a recordar, a evocar palabras, frases, ordenes, sonidos, movimientos...y su cuerpo tibio se estremece suavemente bajo las sábanas, se calienta levemente, sus mejillas se sonrojan, escapándose de su boca ligeros suspiros y gemidos que la van elevando hacía ese lugar donde explotan las sensaciones. En su pensamiento, sólo él, nada más que él.

Su brazo se desliza por su cadera, transmitiéndole el calor que desprende a la palma de su mano, la cual instintivamente se dirige hacia su sexo húmedo, mientras, su otra mano, hacia su pecho, donde su mano tropieza con un elevado y firme pezón que hace rugir sus entrañas. En su pensamiento, sólo él, nada más que él.


Se retuerce, se encoge, suspira, aguanta, humedece, se resiste, se acalora, gime...por él.

Lo imagina observándola, ansioso, caliente, orgulloso, feliz...y no se rinde ante el deseo, porque él es el dueño de sus anhelos, de su apetito, de aquello que aún ella desconoce pero que él conoce, sabe y domina.

Y así, controlándose, reprimiéndose, agarrándose a su entrega y a sus infinitas ganas de superarse, su tierno cuerpo comienza a relajarse. Su imagen sonriente mirándola inunda su mente y poco a poco, lentamente, comienza a caminar, sintiendo como se va alejando hacía ningún lugar...En su pensamiento, sólo él, nada más que él.

lunes, 30 de enero de 2012

Érase que se era... un Príncipe

Érase que se era...
un Príncipe poco corriente
un Príncipe vehemente
un Príncipe a su manera.

Un buen día soleado
una Princesa encontrose
y de la misma prendose
hasta quedar muy tocado.

Prendose de la princesita
de su infantil alegría
de su innata valía
 de la bella muñequita.

Mas un día nublado
descubrió con tristeza
que aquella dulce belleza
hallábase con un malvado.

El Príncipe la respetaba
en su triste elección
mas sintió indignación
al ver que la maltrataba.

Pero la Princesa insistía
en estar con el villano
y resultaba en vano
lo que el Príncipe advertía.

Mas aunque infantil era
no era tonta la Princesa
y puso sobre la mesa
las cosas, a su manera.

El Príncipe mucho sufría
la princesa le dañaba
el sin duda la amaba
y aun así la protegía.

Y triste la historia era
del Principe y la Princesita
que al malvado necesita
para estar siempre a su vera.

Mas aunque vivir no podía,
este Principe sin ella,
deseaba a la mas bella
pero la dignidad perdía.

Ella dejaba de ser ella misma
por el malvado en cuestión
que sin ninguna compasión
le generaba un gran cisma.

Y llego al fin un momento
en que la Princesa creía
que al Príncipe y malvado quería
a los dos, sin argumento

Mas tal no podía ser
que principes y malvados
pudieran a la vez
ser amados no podía acontecer !

Y asi fue, bendito día !,
el que la Princesa eligió,
al Príncipe que la protegió
y no al malvado que la hería.

Y así fue y no de otra manera
que Príncipe y princesa juntos
dirimieron sus asuntos
uno del otro a la vera.

Pero al revés de aquel cuento
no pudieron ser felices
y no comieron sus perdices
que se sepa, de momento.

Pues lastimosamente acontecía
que al malvado no olvidaba
la Princesa le recordaba
mas no era lo que decía.

El Príncipe entristecido
por sentirse decepcionado
mentido y engañado
sentíase muy herido.

La Princesa entendía
la injusticia manifiesta
que no todo así era fiesta
y que al Príncipe perdía.

Ella y solo ella sabía
que al malvado recordaba
que de él no se libraba
mas al Príncipe quería.

Érase que se era....
un Príncipe poco corriente
difícil, paciente
un Príncipe a su manera.

sábado, 28 de enero de 2012

ÉRASE QUE SE ERA...



Erase que se era,
una princesita alegre y dicharachera,
una princesita que no dejaba que nada le afectase,
una princesita que vivía para ser feliz
y para encontrar a quien la acompañase en esa felicidad.

Un día, creyó encontrarle, más no escatimó en entregarse a dicha felicidad,
sin tener en cuenta a nada ni a nadie,
a riesgo de equivocarse, arriesgando unos sentimientos, unos valores, unas enseñanzas,
y herir a quien desde tiempo atrás la acechaba, la cuidaba, la protegía.

Y se equivoco, precipitándose a un abismo oscuro y profundo,
que le tatuó en lo más hondo del corazón la pena, la tristeza, la desdicha,
arrepintiéndose y maldiciendo lo ocurrido,
y prometiéndose a si misma que no volvería a suceder, jamás.

Comenzó a caminar, creyendo que entendía,
y lo hacía, pero no como debiera,
saltando por el camino y esquivando piedras que no se pueden esquivar,
dirigiendo sus ojos azules al cielo perdiendo la mirada al suelo por el que dar esos pasitos,
dejando de escuchar una y otra vez la voz y los consejos de quien la reprendía por sus actos...

Erase que se era,
una princesita que se equivocó y se equivocaba,
que llegado el momento paró en su camino y miro hacia atrás,
y le vio,
sus ojos vidriosos, su mirada triste, su mano temblorosa...

Era se que se era,
una princesita...

viernes, 13 de enero de 2012

TUYA, TU PRINCESA


En esta noche que envuelve cada rincón de este reino,
noche estrellada y sosegada,
noche placentera y cálida,
quiero decirte que...
yo, tu princesa, soy tuya, tuya,
inmensamente tuya,
susurrándote mis deseos en nuestros besos,
perteneciéndote en mil miradas,
entregándome en tus despertares,
complaciéndote en tus morbosos caprichos...
yo, tu princesa, soy tuya.

miércoles, 4 de enero de 2012

gracias...gracias...gracias

Era sabedor el Príncipe de los deseos y anhelos de la Princesa, sabedor era de su arrepentimiento y de sus ganas de que le perdonara, mas era consciente el Príncipe que a partir de ese momento ya nada sería igual, pues aún habiéndose recuperado de sus graves heridas, cada mínimo movimiento en falso, reproducíase su dolor y éste le llevaba a un dolor mayor por el triste recuerdo de la traición sufrida.
Sin embargo, ajena a éstas circunstancias debido a su, por veces adorable y por otras desesperante, comportamiento infantil, hallábase contenta y alegre la princesa al ver cómo el Príncipe había defendido sus tierras, le había reconfortado ver aquel robusto letrero que anunciaba el Reino Celta, creyéndose ella misma, inocentemente, parte de las posesiones y creyendo que todo aquello había sido un mal sueño. Mas poco tardó la Princesa en descubrir que el sueño no era tal, sino la siempre temida y dura realidad.
Fervientemente ansiaba la princesa poder volver con el Príncipe, mas veíase fuera del Reino Celta y llenábale ello de amarga tristeza y mil veces maldecía su injusta traición al Príncipe.
Sentíase la princesa desdichada, inmensamente triste, sin fuerzas y ya casi sin esperanza de poder recuperar al Príncipe, sus preciosos ojos habían perdido su característico intenso brillo pues no le quedaban ya lágrimas que brotar... hasta aquel día, aquel preciso día en que la princesa cumplía años, aquel día al Príncipe le vino a la mente una frase de la princesa, una frase llena de emoción, dicha por ella misma en el mismo momento en que años atrás había sucedido: “a estas horas nació una niñita rechoncha, blanquita muy blanquita y pelona”.
En ese preciso instante el Príncipe envió un emisario con una sorprendente misiva para la Princesa:
Al leerlo la princesa no daba crédito, necesitó releerlo y releerlo para al fin creerlo, su rostro cambió al instante tornándose alegre y luminoso, sus bonitos ojos recuperaron el brillo perdido y la ilusión se apoderó de ella sin apenas enterarse, convirtiéndola nuevamente en aquella princesita infantil e ilusionada.
Apretó la misiva estrujándola en su mano derecha e impulsivamente corrió hacia el castillo tan rápido que apenas sus pies tocaban el suelo del bosque que circundaba las tierras celtas, ni siquiera el viento era capaz de detener sus rubios cabellos, con los que jugaba incansablemente en su recorrido hasta llegar a los inmensos portalones del castillo, los cuales se abrieron justo al instante de llegar ella, por lo que no tuvo ni que detener su carrera, ni tampoco la gran escalinata del castillo fue impedimento para que, subiéndola de tres en tres escalones, se plantara en los aposentos del Príncipe y saltara sobre él estrechándolo entre sus brazos con arrollador ímpetu mientras sus lágrimas de nuevo brotaban de sus bonitos ojos y resbalaban sobre las sonrosadas mejillas hasta rematar en la dulce sonrisa que ya por fin formaban sus labios mientras repetía sin descanso una única palabra: gracias...gracias...gracias...gracias...