miércoles, 20 de julio de 2011

Las heridas

El Príncipe Celta y su princesa caminaban juntos, felices y firmes de la mano, mas a medida que caminaban, la princesa, cada vez más, sentía el dolor de las heridas abiertas que se habían producido tras el largo periplo por las pedregosas tierras mediterráneas. Y cuanto más dolor sentía, más podía imaginar el dolor que por ello tenía el Príncipe en su corazón, hasta el punto de que la princesa creía entenderlo, mas no lo entendía... no podía.
La princesa había intentado durante demasiado tiempo, olvidar, ocultar, disimular aquellas heridas, inocentemente creyendo que con esa actitud las heridas cicatrizarían solas, mas nada más lejos de la realidad, pues solo ella era capaz de curarlas, con tiempo esfuerzo y valentía.
Y llegó el día en que por fin la princesa entendió tal circunstancia y se propuso tomarse el tiempo y esfuerzo necesarios para curar esas heridas para siempre, incluso empezó a comprender que no solo era al Príncipe a quién aliviaría y reconfortaría con ello, sino que era algo que se debía a si misma, algo que debía emprender para volver a ser ella misma, para sentirse bien, para reconquistar la dignidad perdida.
Mas solo el Príncipe sabía que las heridas eran muy muy profundas y necesitarían de tiempo y mucho esfuerzo para su total curación, pero también confiaba en su princesa, sabía que ella y solo ella era capaz de conseguirlo.



Díjole entonces el Príncipe a su princesa, que había soportado en silencio y durante mucho tiempo, demasiado, el inmenso dolor de sus heridas, hasta un insospechable punto y había por ello escrito en un papel, detalladamente, la verdad y magnitud de sus heridas y había colocado ese papel en un recóndito lugar de sus tierras, cuyo enclave revelaría a su princesa cuando sintiera que ella estuviera preparada para conocerlo.
Y mientras, así seguían Principe y princesa, viviendo juntos mil preciosas sensaciones, mientras mantenían la ilusión y necesidad de cicatrizar esas malditas heridas.

6 comentarios:

  1. Estoy completamente segura que si hay amor, el tiempo, el cuidado y los detalles puestos en cada pasito, curan cualquier lesión. Todo es cuestión de querer.
    Cariños Celta!

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  2. Se que es lenta la cura y hay que hacer acopio de esa virtud que llaman paciencia. Sabré curarte, sabré curarme y sabremos curarnos mi Príncipe.

    Un beso mi amado Príncipe.

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  3. pues así será....


    gracias niña por tu amistad!!!!
    besos!

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  4. Gracias a ti y arriba ese ánimo, que no se diga de una andaluza como tú. Besos.

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  5. Exorcizar nuestros demonios interiores siempre es laborioso y complicado. Me ha gustado cómo lo narras.
    Mis respetos.

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  6. Efectivamente, es muy laborioso y complicado, aunque también necesario.

    Me alegro que te haya gustado la narración.

    Te agradezco tu comentario y sobre todo tus siempre educadas y respetuosas intervenciones, que a veces tanto echo de menos.

    Un saludo.

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