martes, 12 de abril de 2011

De Su a La en una noche

Así estaban Príncipe y Princesa disfrutando juntos de tan intensas emociones y sensaciones, de su río, con las por veces tranquilas y sosegadas aguas y también de las embravecidas y emocionantes por otras, sintiéndolo todo, más aquella noche en que su Princesa nuevamente se acostó siendo su Princesa, aquella maldita noche, desvelose su Princesa, no logrando conciliar el sueño. Pensaba Su Princesa en su otro Príncipe... pensaba mucho en su otro Príncipe, pensaba en ella misma, pensaba en las atrayentes aguas en las que había estado sintiendo, pensaba en lo que sentía en cada momento y tanto tiempo sintiéndose de forma distinta... sus pensamientos se agolpaban, luchaban encarnecidamente, su Ángel de la Guarda le susurraba cosas al oido y su demonio las contrarias en el otro. Mil veces cambiaba la Princesa de postura sobre su lecho, cuando no deseaba oir a su Ángel, tapaba su linda oreja contra la almohada y lo propio hacía cuando era al demonio a quién no deseaba escuchar. Ángel y demonio comenzaron una feroz lucha en la mente de La Princesa, arrojáronse mil sentimientos el uno al otro, arrojados con furia. Maldecíase mil veces la Princesa por haber llegado a tal situación, por no haber sido honesta desde el primer instante, por no haber sido capaz de controlar la angustiosa situación, pero tal circunstancia, por desgracia, ya no procuraba remedio alguno. Fue entonces, en su desvelo, cuando ella decidió, con dolor y duda pero aparentando ser firme y sabiendo que no tenía elección, que dejaría de ser Su, para de nuevo ser La... La Princesa y el Ángel ganó.

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